Si te dejas guiar por un habitante de esta zona, te atrapará por las rutas principales, que con sus formas extravagantes similares al tronco de un árbol que, aunque suene extraño, no están en el medio de la nada, sino que están rodeadas por paisajes pintorescos, como el de una antigua estación del ferrocarril.
Si sigues subiendo, el camino se complica, por sus pequeñas ondulaciones, similares a ramas, y te llamará la atención el color rojizo que tus zapatos irán tomando, debido a la pigmentación del suelo.
Si levantas la cabeza te toparás con las viviendas de los pueblerinos, que se encuentran en lo alto para resguardarse de las crecidas de los arroyos, y en especial del río Paraná, " el pariente del mar".
La vista se hace difícil cuando las hojas de la gran selva, sumadas a la condensación de la humedad, te nublan la mirada. Así es, llegaste a la parte más humana de la ciudad, la tan preciada " copa del árbol " , hay un punto desde el cual la ciudad muestra sus verdaderas proporciones, y allí llegaste.
Las historias sobre la fundación de Posadas son muchas, y también de los lugares cercanos, como un Puerto casi legendario...
Hace años, nuestros antepasados vinieron aquí, y el hombre despojó a su amada de su vestido, y lo ató a una tacuara, y en su momento nombró a este puerto con una palabra que hace referencia al sentimiento más maravilloso: Esperanza.
Gracias a los estudiantes de 5to.Año M.M.O. ( Maestro Mayor de Obras ) del Colegio Emaús de El Palomar.
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